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jueves, 10 de junio de 2010

5 dreams, 4 deaths


Hace unas noches atrás tuve 5 sueños que se separaban porque después de cada uno me despertaba y estaba destapada. Luego me abrigaba y me volvía a dormir. En 4 de los 5 sueños yo moría (tanto porque me mataban o yo misma me mataba). Describiré sólo el que me dejó más desconcertada de todos.

Estaba yo en mi casa con una amiga y por algún motivo habíamos secuestrado a dos personas de mi colegio y los teníamos sentados en el comedor, un chico y una chica. Sólo recuerdo quién era el hombre, un chico normal de 4to medio llamado Cristóbal con el que he hablado sólo un par de veces. La chica no recuerdo quién era. Y en el patio trasero de mi hogar se hallaba un tercer secuestrado, atado y sentado en la tierra el cuál no teníamos vigilado tan bien como los otros dos. Pero la diferencia es que no era un joven o un alumno, sino un hombre ya de edad (aproximadamente 45 años) con lentes, de camisa verde y un tanto calvo. Estábamos interrogando a los dos secuestrados que estaban atados a las sillas en el comedor cuando de repente el hombre del patio se escapa por la puerta que da a la salida de mi patio, se libera de las cuerdas que lo ataban y de manera extraña abre la puerta principal de mi casa y grita “¡Ya son libres!¡Corran!”. Cuando sucede esto, Cristóbal se levanta de su silla, luego de que mágicamente las cuerdas se soltaran solas y cayeran al suelo, decidido a darme muerte. Mientras él con dificultad termina de liberarse de sus ataduras yo corro a la cocina y tomo un cuchillo regular, con los que día a día corto la carne de mi almuerzo. Me paro a un lado de la puerta de entrada junto al teléfono que debería comunicar con la portería de mi condominio pero que ya no funciona. En un instante muy breve pienso que si de todas formas moriré, prefiero ser yo la que acabe con mi propia vida en vez de otra persona. Así que con el filo del cuchillo recorro mi cuello cortando horizontalmente debajo de mi barbilla. Todavía recuerdo aquellos segundos de tanta intensidad, con cada detalle. Pueden encontrarme extraña, incluso pensar que aquel sueño me dejó perturbada. Pero debo admitir que se sintió muy bien. Sentí cómo rápidamente la sangre comenzaba a salir, rápido pero caía lentamente llegando hasta mi pecho, con una tibieza exquisita. Ese corte no fue sólo un corte simple, sino el corte que separó mi alma lentamente de mi cuerpo, dejando todo lo malo en el mundo terrenal, librándome de toda culpa y todo mal sentimiento. Fue un corte liberador, el corte del final. Luego sentí un leve hormigueo que comenzó en mi cara, bajó por mi cuello y pecho y se empezó a dispersar por mi cuerpo. Me hizo sonreír aquel extraño cosquilleo.

Finalmente comencé a caer con lentitud para estrellarme contra el suelo. Pero mientras caía desperté un tanto asustada. Froté desesperadamente mi cuello, seguía normal e intacto sólo colgaba un collar que ya está roto pero no me lo quito porque no tengo otro que sea igual de pequeño y simple. Me cubrí con las tapas para volver a dormir y seguir soñando.

3 comentarios:

Bárbara Belén dijo...

:/ nao que miedo... ojala que nunca pase eso :S

Josiita dijo...

:/! ni en broma nao :(

Tiznado dijo...

Muchas veces lo sueños solo esconden un deseo, un pensamiento absurdo, un preciso segundo, una conversación y no son nada mas que eso. Y de significado, no tienen nada

La razón porque la que escribo es porque hace mucho tiempo escribiste en mi blog sintiéndote identificada con un poema mio. La verdad, todos los comentarios los recibo en mi correo, y la razón por la que no hay respondido, era porque se me habia olvidado.

Si te gusto ese poema, te invito a pasar por el blog y leer lo demás. Están medios escondidos en el blog pero ahí estan =P. Muchas gracias por los comentarios y saludos desde Chile!

adios!