Si el mundo fuera más como yo, sería mucho mejor. No me llevaría sorpresas porque al conocerlos a todos sería predecible, no esperaría nada de las personas porque sabría lo que viene.
Por desgracia ni siquiera tú te pareces en algo a mí (al menos ya no más) y es lo que una vez nos hizo amigas pero que en este momento es el mismo motivo que nos separa. Mientras tú hablas eres escuchada pero en cambio, mientras yo hablo tú piensas en ti. Mientras yo te ofrezco mi hogar para que no te sientas sola si no estás cómoda en el tuyo, cuando no hay nadie en el mío tú sólo me compadeces con escuetísimas palabras o frases que no tienen mayor sentido o consuelo contenidas. No pediré ningún gesto que no florezca de tu alma porque será una acción que realices obligada y estará lejos de ser algo natural, incluso quizá puedas odiarme en un futuro por "obligarte" a hacer cosas que, de tu mente, sé que no salen.
Y aunque no lo diga me duele. Me duele pensar en que estuvimos tanto tiempo juntas y tanta confianza que compartíamos pero que quizás no aprovechamos al cien por ciento, pero era lindo tenerte ahí para mí y saber que tú tenías claro asimismo que podías contar conmigo para lo que fuese y que ahora estemos tan pero tan distantes que no nos sentimos.
Ya no me llena de alegría tu risa porque sé que te ríes por motivos equívocos, por aquella relación que tienes que tanto te daña y tanto te degrada pero aún así no la terminas. Y ¿Sabes? Aunque no lo notes (o no admitas hacerlo) es aquella nueva relación la que está terminando por completo (si no lo ha hecho ya) con nuestra amistad. Y no sé qué hacer para que despiertes de aquella pesadilla (que tú llamas: sueño hecho realidad). No sé de qué manera hacer que esquives, de una vez por todas, aquella piedra (con nombre y apellido) que te hace caer una y otra vez. No sé qué suceda de aquí en adelante, incluso, estoy perdiendo las ganas de intentar arreglar esto, sólo no me alejo completamente de ti porque tenemos el mismo grupo de amigas y porque aun siento ese cariño especial y extraño que alguna vez fue mucho más fuerte.
Lo que más me preocupa es que ya no espero nada de ti, siento que se apaga la luz de fe y esperanza de un cambio.
Nao ELgueta*